17 de mar. de 2010

Nieve


En días de nieve, las cosas parecen lentas.
Parece que la temperatura congela también el tiempo o pelo menos la nuestra mirada. Por un instante volvemos a ser infantes, inocentes, que disfrutan de cosas pequeñas, mágicas. Que cambian la rapidez de la sucesión de hechos rutinarios por el caer de los copos, que bailan en el aire. Lento, como merecen ser los sentimientos. ¿No seria un encanto se fuéramos capaces de conservar esa lentitud? ¡Siempre!